El fin de la ola de calor en España, marcada por un descenso en las temperaturas, ofrece beneficios concretos para las personas mayores en lo que respecta a sus patrones de sueño. Recientes investigaciones, como la realizada por la Universidad de Harvard en Estados Unidos, según publican sus autores en la revista ‘Science of The Total Environment’, han demostrado que mantener un entorno de sueño más fresco, con temperaturas que oscilen entre 20 y 25 °C, puede conducir a un sueño más profundo y reparador para este grupo demográfico. Además, las temperaturas más bajas pueden estimular la producción de melatonina, hormona crucial en la regulación del sueño.
Según la Sociedad Española de Neurología, entre un 20 y un 48 % de la población adulta sufre dificultad para iniciar o mantener el sueño. De hecho, como afirma Silvia Lores, coordinadora médica de ORPEA, referente en atención a mayores y dependientes con más de cincuenta centros en España, “el envejecimiento conlleva alteraciones en la bioquímica cerebral relacionadas directamente con la función del sueño, lo que se traduce en una mayor dificultad para quedarse dormido, un incremento de los despertares nocturnos y una mayor alternancia sueño-vigilia y, como consecuencia, disminuye la eficiencia del descanso”.
A medida que envejecemos, los patrones de sueño tienden a cambiar, con una mayor dificultad para conciliar el sueño, despertares nocturnos más frecuentes y una disminución en la calidad general del sueño. Estos cambios pueden ser atribuidos a una variedad de factores, incluyendo alteraciones en los ritmos circadianos, cambios hormonales y condiciones médicas preexistentes. La temperatura ambiente en la que dormimos juega un papel importante en la regulación de nuestros ciclos de sueño.
La combinación de temperaturas más frescas y la implementación de hábitos saludables antes de dormir tiene un impacto positivo en la conciliación y calidad del sueño en personas mayores en toda España.
Los profesionales de ORPEA, además de mantener temperaturas confortables en las habitaciones de los residentes, promueven rutinas nocturnas saludables y fomentan la creación de entornos relajantes, que ayudan a conseguir una correcta higiene del sueño. Silvia Lores destaca los siguientes:
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